quinta-feira, 14 de julho de 2011

Deje que Dios controle su Vida


En nuestra vida debemos buscar la dirección del Espíritu Santo para todo, andar en espíritu, en comunión con Dios, y en todo lo que hacemos debemos dejar a Dios ir en frente de nosotros.  Sepa que de esa manera Él podrá estar en todo lo que hacemos y en todo lo que hablamos.
Existen personas que hacen las cosas porque aprendieron a hacerlas, pero cuando la persona no está en comunión con Dios, lo que ella hace es mecánico y frio, sin embargo si ella está en comunión con Dios, haciendo todo en el espíritu, Dios está con ella y también en todo lo que hace, por eso ella hace la diferencia, ella brilla.
“…porque separados de mi nada podéis hacer.” (Juan 15:5)
De nada sirve ser buena, de nada sirve hacer porque usted aprendió, de nada sirve hacer solo para que no hablen mal de usted o para no ser reprendida, todo tiene que partir de la comunión, de la oración y de la vida con Dios, para que los frutos sean verdaderos.  Dios ve la intención detrás de nuestros actos.  Dios cuenta con nosotros en donde quiera que estemos y no podemos estar ahí por estar, viviendo una vida normal, debemos en todo caso entregarnos por completo.
Por eso, todo lo que haga hágalo con Dios siempre…aunque usted lo pueda hacer con los ojos cerrados, mas dependa de Dios, trabaje junto con Él.  No deje de orar, de pedir dirección a Dios cuando usted vaya a hacer algo (aunque sea una cosa pequeña), usted será la diferencia.

Haz un milagro en mi (ingles)


Zaqueo fue recibido por Jesús.  Todos los que estaban cerca del árbol donde Zaqueo había subido, esperaban que Jesús le reclamará por todas sus estafas.  Sin embargo, Jesús se convida a comer en su casa.

Nosotros no merecemos el perdón ni la presencia de Dios.  Pero cuando nos acercamos delante de Él de manera sincera, Él nos acoge.  La Biblia cita una invitación personal de Jesús para todos nosotros, semejante a lo que Él hizo con Zaqueo:  “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20).

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