¡Hola Sra. Fabiane!
Bien, hoy no le escribo para hablar de problemas, sino para contar mi
experiencia del propósito: + de Dios y – de mí.
Realmente fue Dios que me llevó a hacerlo, porque lo hice después de 8 meses. Antes
de ese propósito, yo estaba completamente perdida dentro de la iglesia, como
usted ya sabe, yo había colocado mi vida en una persona.
Hice de mi líder, mi todo, mi razón de vivir, mi dios. Él era el primero en mi
vida. Yo vivía en el mundo de la luna, pensando en él y ansiosa para
encontrarlo u oír su voz por el celular, conversar por SMS o por el WhatsApp. Yo
era nada sin él y durante cuatro años fue así. Al inicio no era así, porque lo
veía como un padre, pero después pasé a desearlo y él a mí también.
¡Fueron años tristes y vacíos! Vivía insegura, triste, llena de orgullo,
egoísta, tenía celos de él y era posesiva; en verdad era una obsesión que tenía
por ese hombre. Aparte de las dudas y el miedo a manifestar que tenía durante
las reuniones; yo llegué a decirle a Dios que podía vivir sin Él, pero no
podría vivir sin ese hombre y sin su “amor”. Mientras lo tuviera, tenía todo (en
mi cabeza). Buscaba el Espíritu Santo y no Lo recibía. Hacía propósitos,
Hogueras Santas, Ayuno de Daniel, pero nada sucedía. Pensaba tanto en él que no
prestaba atención a las clases y perdí dos semestres en la Facultad. Me saqué
03 en una prueba que valía 10, y eso que había estudiado. Mis notas estaban
bajando. No me preocupaba con mi familia o en tener cualquier otra amistad,
pues la de él era suficiente para mí. Su nombre era el primero en pensar cuando
despertaba y era el último al dormir. Conversábamos mucho por el zap zap y fue
ahí la perdición, porque hablamos sobre sexo e intimidad y nos contamos
nuestros deseos uno al otro. Fue entonces que después de pedir tanto a Dios
para salir de esa situación que recordé ese propósito y lo comencé a hacer.
Hice toda las tareas hasta el día 17, 18 y 19, a pesar de no tener muchos
resultados, donde teníamos que examinar y ver si estábamos haciendo lo correcto
y, me di cuenta que tenía que hablar de
lo que me apartaba de Dios antes de iniciar el propósito. No sabía que mi vida comenzaría
a cambiar a partir de ahí. Sra. Fabiane ¿se acuerda que le escribí? Le conté lo
que estaba sucediéndome y usted me orientó que dejará todo y que salga del
grupo en donde estaba, que me ame y tenga valor. Cuando leí su respuesta lloré
tanto que no tiene idea. Entré en desesperación porque sabía del sacrificio que
tenía que hacer. Me resistí algunos días para no conversar con la esposa del
pastor, pero fui. Desde ese día hasta hoy (29/04) nunca más fui la misma.
Primero hablé muchísimo con ella (mi parte) porque tenía miedo de perjudicar a
mi líder por ser muy conocido en la iglesia, pero usted me aconsejó hablar cada
detalle y no vacilé. Yo entré a otro grupo y él fue castigado. Después de ahí,
mi vida quedó de cabeza abajo, pues comenzaron a hablar que yo lo había sacado
de la lideranza; él perdió todo, hasta el núcleo. Todos los que eran del mismo
grupo que él y yo, me dieron la espalda, me juzgaron, me condenaron, sin saber
lo que había sucedido. Solo sabían y saben hasta hoy la versión de él, que fue tergiversada.
Hasta hoy creen que lo perjudiqué, pero yo apenas obedecí a la voz de Dios
sacrificando mis pasiones y pecados. Fue muy difícil ver a las personas que un
día reían conmigo y me creían una mujer de Dios, hoy condenándome. Bien, ¡soporté todo eso! ¡Lloré mucho! ¡Dolió
mucho! Mi piso se abrió porque dejé todo atrás. Vacié las maletas de los
recuerdos, borrando las fotos, e-mails, los contactos de él. ¡Todo! Empecé a
orar por las personas que tenían malos ojos en ese momento, comencé a leer más
la Biblia, meditar y obedecer porque yo no tenía nada más y nadie para
ampararme. ¡Perdí todo! Pero el resultado vino J
Poco a poco fui levantándome… fui haciendo las tareas, vaciándome y pude pasar
a oír la Voz del Señor Jesús J
Él fue mostrándome como estaba. Tan sucia y podrida. Llena de envidia, miedos,
debilidades. ¡Completamente perdida! Confieso que nunca antes me humillé tanto
delante de Dios como lo he hecho ahora. Ya no di más problemas. Hice un pacto
con Dios de ser leal hasta el fin, decidí tener más de Dios, aprendí sobre mi
vida sentimental, empecé a tener imaginación de Dios. Yo que solo pensaba que
no iba a ser feliz ni que conseguiría nada. Ya me recuperé en la Facultad. Estoy
firme con Dios, en el grupo recomencé mi ministerio, me voy a bautizar, he tenido
experiencias lindas con el Señor Jesús. Hoy no vivo más sin Él. ¡Hoy Él es todo!
Aprendía a correr hacia Dios. ¡Que propósito fuerte!
El deseo de salvar almas ha crecido dentro de mí. Hoy sueño en servir en el
Altar; ha sido mi mayor deseo. Recuperé el temor, los malos deseos ya no me
controlan más, mis pensamientos están en Dios, empecé a dudar de las dudas, a
salir de las murallas donde el diablo me metió. Empecé a desafiarlo. En mis
oraciones yo hablo y oigo a Dios responderme en el momento. Es una conversación
liiiindaaaaaa jajajaja.
Son tantas cosas que no sé qué hablar. Día tras día las cosas se han encajado y
no sé cómo explicar cuanto deseo a Dios, Su voluntad y saber Sus ministerios.
Los cambios no pararan. Sé que aún tengo una larga caminata por delante, pero
he construido en mí una base y sé que ella me sustentará. Aun paso por luchas,
pero poco a poco teniendo paciencia conmigo misma y luchando contra mi voluntad
que venía reinando… ¡Yo sé que lo lograré!
Sra. Fabiane, ¡Yo cambié! Ese propósito fue un divisor de aguas en mi vida. Mi
deseo de amar al Señor Jesús es muy grande. Lo deseo más que todo. Sé que Dios
está trabajando. En menos de dos meses mire cuanto crecí y ahora con el Ayuno
de Jesús y la Hoguera Santa en el Templo de Salomón. ¡No hay como no vencer!
¡Muy agradecida por todo! Fue un placer conocerla J y a la Sra. Graciele
también. Confieso que me sorprendí cuando ustedes comentaban en mis
comentarios. Yo saltaba de un lugar para el otro jajaja.
Dios bendiga su trabajo y ¿quién sabe un día nos encontremos en el Altar?
Amiga de Brasil