quarta-feira, 5 de janeiro de 2011

Perseverancia y Fe para vencer

En la parábola del sembrador, el Señor Jesús nos dice que apenas el 25% de los que oyen la Palabra de Dios producen fruto. Según Él, la semilla “que cayó en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Lucas 8:15).

¿Cuál es el secreto de los que dan fruto? ¿Sólo la fe? Y, ¿qué decir de los que también manifestaron esa fe y, aún así, perdieron todo? Se engaña quien piensa que solamente las actitudes de fe son suficientes para vencer.

En esta parábola, a pesar de que los cuatro tipos de oyentes usaron la fe, ésta no les garantizó la victoria. Vale recordar que la culpa de que la semilla no haya germinado fue del “terreno”, pues le faltó perseverancia para cuidar de las semillas lanzadas en terreno árido. El Señor Jesús dijo que la Palabra llegó primero a los oyentes desinteresados. Por esa razón, luego vino el diablo para robarles la Palabra del corazón, antes de que pudiesen creer. Después, llegó a los oyentes entusiastas, que son los que reciben la Palabra con gran alegría; pero, como la emoción y el entusiasmo son pasajeros y no pueden sostener a nadie en las tribulaciones, desprecian la semilla inmediatamente.

El tercero habla respecto de los oyentes que han ocupado los pensamientos sólo con el bienestar propio. Por ese motivo, terminan siendo sofocados con las ocupaciones, las riquezas y los deleites de la vida, y sus frutos no llegan a madurar. Resaltamos que la fiebre por los beneficios inmediatos de la fe ciega la comprensión espiritual y conduce a la persona a la desesperación. Imagine si el agricultor no tuviese paciencia para esperar el tiempo justo de la cosecha. Y si el trabajador exigiera el salario antes de terminar el mes. ¡Seguramente sería despedido!

En todas las cosas de la vida hay que perseverar hasta el fin para conquistar los beneficios. El secreto de aquellos que dieron fruto no fue apenas la fe, sino la firmeza y la perseverancia, pues la verdadera fe camina junto con la perseverancia; si no, ella desfallece, porque la fe se alimenta de la perseverancia, de oír y practicar la Palabra de Dios. Aquellos que mantengan el firme propósito de conservar dentro de sí aquella Palabra, habiéndola oído de buen y recto corazón, ciertamente verán Su cumplimiento en sus vidas. El gran secreto de los héroes de la fe fue la perseverancia. ¡Ellos sabían que Aquel que hizo la promesa estaba encima de las tempestades enfrentadas! Y así como Él no falla, tampoco lo hará Su Palabra! Por lo tanto, quienes en Él confían, deben mantenerse firmes hasta la victoria final. En la guerra contra el diablo, vencen los más persistentes.

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