segunda-feira, 6 de outubro de 2014

¿Usted y yo hemos sido ofrenda para Dios?


En éstos días he observado mi comportamiento delante de las situaciones y de las personas y, he buscado mejorar mis actitudes para ser una ofrenda para Dios.

¡A veces tengo la impresión que estoy en otro mundo, jaja! Pues una de las cosas que tengo dentro de mi es no ir con “María va con las otras”, y eso me hace tener que luchar todo el tiempo con mis emociones, pues mi querer a veces me quiere convencer que es mejor ir en la misma dirección que todo el mundo, es mejor decir amén para todo, es mejor entrar en la onda de hacer todo para destacarse supuestamente “para Dios”… pero, al mismo tiempo mi razón habla con más fuerza: ¿Será que si usted sigue éste camino realmente estará siendo una ofrenda para Dios? ¿Será que realmente estará agrandado a Dios? ¿Será que está haciendo las cosas correctas? Es ahí, que veo a Dios cuidando de mí en todo tiempo.

Estamos caminando hacia el fin, y si estamos embaladas, podremos hasta perder nuestra salvación… ¿Ya percibió como el amor de muchos se está enfriando? ¿La preocupación es extrema de querer probar quien es capaz? ¿Al punto de sacrificar un alma para estar “bien” delante de los demás?

Amigas, seamos ofrendas para Dios ¿sabe cómo? ¡Siguiendo el ejemplo de Jesús! Él nos dejó un ejemplo de ser simples como Él, ser trigo, llevar el Reino de Dios - La salvación con temor y Santidad…


Lo que usted tiene puede ser quitado hoy, pero lo que usted es, será contado por Dios (si hay fruto o no), es eso que irá hacer que usted permanezca o no en el camino de la Salvación.

Es mejor ser ofrenda que agrade a Dios donde nadie está viendo, estar bien consigo misma y en comunión con Dios, a estar estresadas por no ser tomadas en cuenta con eso o aquello… y voy más allá, si usted ve a alguien queriendo pasarle a todo costo (en el hacer), cúrvese para que pase (cúrvese como el trigo), pues no vale la pena perder su precioso tiempo con cosas tan insignificantes… ¡todo pasa!

¡Seamos ofrendas para Dios, seamos el trigo que da frutos y, usted y yo seremos la propia bendición donde estuviéremos – en cualquier lugar!


He meditado en éste post do Bispo Sérgio Correia 

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