Linda ésta flor ¿verdad? Yo le tomé foto, pero al observar la tierra
donde ella estaba, era simplemente fértil y saludable. Ésta flor me hizo recordar
de algo que siempre nos estamos olvidando…
Si queremos que nuestro exterior sea bonito, no será el maquillaje que hará la diferencia total, no será su ropa, accesorios… todo eso ayuda, ¡pero no hace la diferencia!
Si queremos que nuestro exterior sea bonito, no será el maquillaje que hará la diferencia total, no será su ropa, accesorios… todo eso ayuda, ¡pero no hace la diferencia!
Primero, lo que hace la diferencia, es cuidar de nuestra comunión con Dios como algo precioso, como una joya rara, y segundo, cuidar nuestro cuerpo, pues fue Dios quien nos dio, nuestro cuerpo necesita mantenimiento al igual que nuestra comunión con Dios. Necesita cuidados de nuestra parte.
Es por eso que vemos a tantas mujeres que quieren quedar muy bonitas con los maquillajes, accesorios y etc. Pero no lo logran, y sabe ¿por qué? Porque no hay cuidado con el templo del Espíritu Santo – su Cuerpo es eso, se refleja en nuestras actitudes, y en nuestro mirar.
Ser de Dios o hacer la diferencia en éste mundo es cuidar primero de nosotras mismas para estar a disposición del prójimo y, no querer ir hacia el mismo camino que el mundo ha llevado a las mujeres.
Las mujeres que no tienen a Dios, están buscando la perfección de la moda, de probar que son las mejores en todo y ¿por qué nosotras tenemos que ser igual que ellas? ¿Si supuestamente somos hijas del dueño del mundo?
Vamos a modernizarnos con equilibrio ¡cuidado con la nueva era! Hay muchas mujeres perdiéndose en la iglesia por querer probar que son exitosas, y ponen en riesgo su salvación.
Estamos en un tiempo, donde las personas quieren ganar al mundo con toda su imagen… pero no se están dando cuenta que así van perdiendo su alma.
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