“Todo coopera para el bien de aquellos que aman a
Dios”. (Romanos 8:28).
Siempre oí este versículo y siempre cuando paso por
situaciones, luchas, dificultades y desiertos confieso que él está ahí. Mas
hoy, Dios hablo tan fuerte conmigo atreves de este de él, que yo no pude
contener las lagrimas de alegría.
Cuando Dios comparte grandes cosas conozco, más
estamos verde (inmaduras), corremos el riesgo de dar lugar la ambición (a
nuestras voluntades). La ambición engaña al corazón, nos lleva a las emociones,
porque comenzamos a oír a nuestra voluntad y dejamos de oír a Dios.
Todo fortalecimiento y avanzo Espiritual (madurez)
dependen de morirnos para nuestras ambiciones (nuestras voluntades) y hacer la
voluntad de nuestro Dios (que no es una tarea fácil). Cuando permitimos que
Dios ordene nuestras prioridades, la adversidad asume un significado bien
diferente, pues, es el medio por el cual Dios no mantiene atentos a sus
propósitos para nuestra vida.
Hoy yo consigo entender que pase y voy a pasar por
situaciones difíciles para adquirir madurez y confianza mas y mas en Dios, ¿y
lo maravilloso de eso? Es que yo tengo probado que realmente todo coopera para
el bien, yo puedo tener muchas fallas y errores amigas, mas es maravilloso
tener esa certeza dentro de usted, que Dios está contigo, que Él es su todo,
mismo que a su alrededor este en pura guerra.
Si usted aun no tuvo esta experiencia, luche con
todas sus fuerzas amiga, ¡es grandioso! Y si usted ya tuvo y precisa ser
renovada no pierda tiempo, ¡vuelva a su primer Amor!
Es muy cierto porque Dios no nos da luchas que no podamos llevar, pues cada lucha que pasamos es para madurar más, pero es necesario renunciar a nuestra voluntad y aprender en ese momento a oír la voz de Dios.
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