quarta-feira, 28 de agosto de 2013

Pensaba que si usaba el uniforme de obrera, yo estaba “protegida”


Buenas tardes Sra. Graciele,

Yo estaba de obrera hace 10 años, pero con el pasar del tiempo en la obra de Dios, fui volviéndome una persona orgullosa y mandona. Creía que era una persona insustituible, pensaba que si no iba un día  a la iglesia, nadie podría hacer nada sin mi… solo por el hecho de ser una obrera bien activa, hacia muchas cosas y era tomada en cuenta por los pastores.

Creía que estaba bien espiritualmente por todo lo que yo hacía… yendo a la iglesia todos los días, siempre estaba dispuesta a servir, pero servía a mi modo, mandaba en todo, y cuando era reprendida por los pastores pensaba que estaba siendo perseguida por ellos, no tenía una buena relación con los demás obreros(as), siempre estaba de mala cara y casi no hablaba con ellos, yo hacía muchas cosas, y eso me hizo llegar a un estrago espiritual, pues no me preocupaba con mi vida espiritual, me preocupaba solamente en hacer, pero yo ya no tenía aquel pensamiento de antes de servir a Dios y sí, estaba sirviendo al hombre, literalmente.

Si el hombre me elogiaba estaba todo bien, pero si me llamaba la atención, inmediatamente yo pensaba así: ¿Qué piensa éste pastor de mí? O sino pensaba… no merezco esto, ¿por qué me hace esto?

Ya no oraba más, no leía la Biblia, no ayunaba y no hacía nada más, solo pensaba en estar limpiando la iglesia y haciendo las cosas, no me importaba por las almas, ya no atendía al pueblo y llegué en una decadencia espiritual. Con todo eso, me quedé muy mal espiritualmente, pues ya no conseguía hacer nada con buenos ojos, yo juzgaba todo lo que las personas hacían, solo estaba bien hecho cuando yo misma lo hacía, me volví chismosa, peleaba con las demás obreras(os) y todo eso me fue destruyendo, hasta que el diablo comenzó a colocar en mi cabeza que no tenía en Espíritu Santo y, fui alimentando aquellos pensamientos y comencé a sentir la sensación de que iría a manifestar.

Perdí completamente la paz, pues me levantaba y dormía con aquella sensación terrible que duró mucho tiempo, me volví una persona tan orgullosa y no pedí ayuda para nadie, oraba para amarrar los malos pensamientos, pero ellos fueron ganando fuerzas día tras día. Comencé a tener la sensación de que estaba siendo seguida.

Yo estaba totalmente perdida en pensamientos y sentimientos malos. Trabajaba en todas las reuniones y todos los días de la semana, pues pensaba que si usaba el uniforme de obrera, yo estaba “protegida”. Yo pensaba que no iría a manifestar de uniforme, pero tenía miedo de que un demonio manifestara y no pedía ayuda a nadie. Hubo un día que la esposa de pastor estaba haciendo atendimiento con las obreras y yo fui. En aquel día, le conté sobre los pensamientos, pero, no de las sensaciones que tenía, y le transmití que era fuerte y lograba lidiar con aquella situación, y el tiempo fue pasando.

Yo estaba viviendo todo eso, pero no tenía coraje de conversar con nadie, tenía miedo de perder mi uniforme ¡no quería salir de obrera! Tenía tantos años en la obra y pensaba en lo que sería de mi si yo contaba lo que me estaba pasando.

El Obispo Sergio Correa hizo una reunión solamente con las obreras y en aquel día yo fui a aquella reunión, mas o menos mal con los pensamientos y sentimientos. Hasta que en la reunión yo no aguanté más y hablé para Dios que no quería salir de ahí de la misma forma, necesitaba ser salva. Y que Él podría entrar dentro de mí y limpiarme… fue en ese momento que manifesté con un demonio, en aquel momento mi mundo se cayó, todo acabó para mí. El obispo pidió para que una esposa hable conmigo, fui a conversar con ella… cuando conversamos manifesté nuevamente y después el pastor oró por mí y fui libre, salí de ahí con mucha rabia de todo aquello y pedí a Dios que nada me saque de la iglesia (fueron días de mucho dolor, sufrí mucho hasta reconocer mi estado espiritual que era decadente). Conversé con el pastor y a partir de ahí decidí cambiar todo lo que era, dejé el orgullo y todo lo que había hecho, ¡gracias a Dios! Tuve al pastor de mi iglesia y su esposa para ayudarme. No fue fácil pero después de aquel día, nunca más acepté manifestar con demonios y fui liberada. Después de algunos días pude tener un encuentro real con Dios.

Hoy gracias a  Dios estoy libre de todo aquellos y me estoy preparando para volver a la obra de Dios, solo que ésta vez, como una persona nacida de Dios y se que Dios me va a honrar.

Ésta es mi historia… espero ayudar a alguien con ella.


Cristina  de Sousa

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