quarta-feira, 28 de agosto de 2013

¿Siervas o amigas de Dios?


“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” (Juan 15:15).

Todo aquel que es amigo de Dios, es también siervo de Dios, pero, no todo aquel que es siervo de Dios, puede ser considerado amigo de Él.

Eso también sucede con las personas a nuestro alrededor, yo puedo servir correctamente a las personas, limitándome únicamente al deber del servicio (dejar un buen nombre como siervo), pero sin dar cuenta del “placer mayor” que es tener una buena relación con el prójimo.

Todos aquellos que logran tener la parte de relacionarse con el prójimo, son también siervos de Dios, pero, ni todos los siervos, logran tener el arte de relacionarse con el prójimo.

Muchas quieren ser referencia de Dios, son siervas ejemplares, trabajadoras casi perfectas, pero no logran tener el arte de relacionarse con el prójimo y, eso hace que las personas las vean solamente como siervas y no como referencia.

¡Nuestra relación con Dios es vista con nuestro prójimo! Estos días una amiga compartió ésta frase, que puede sumar: El hábito de hablar con Dios cambia nuestra manera de hablar con las personas.

¿Usted ya se puso a analizar en como las personas a su alrededor la han visto? ¿Solamente como siervas? ¿O siervas y amigas de Dios? 

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