quinta-feira, 15 de agosto de 2013

Usted ¿ya incentivó a alguien hoy?

Es muy bueno, ver en los días actuales jóvenes y mujeres queriendo cambiar, mejorar, crecer, queriendo influenciar para el bien, luchando con todas las fuerzas para mostrar al Señor Jesús en sus vidas y luchando por su Bien Mayor: Salvación.

Pero, también hay algo que añade en éste proceso, que no es muy usado en nuestro medio de mujeres y voy a ir más allá… en medio de nosotras mujeres de Dios, muchas no saben o piensan de una forma equivocada que no necesitan “hablar” (incentivar) a otras mujeres.

¡Incentivar es dar! Si yo veo a una amiga con un vestido diferente, que yo sé que no es costumbre que ella lo use, y sé que lo está usando porque quiere cambiar, quiere estar más bonita para ella y para Dios, ¿por qué no reconocer su esfuerzo? Acercarse a ella y decirle: ¡Estás linda! ¡Buen trabajo! Ver a otras mujeres haciendo algo diferente y saber que están luchando por mejorar, ¿por qué no reconocer eso y hacer mi parte incentivando?

Yo tenía una cultura muy fea dentro de mí, que aprendí con otras mujeres que no eran de Dios, era así que yo pensaba en mi mente: Ah, ¿fulana hizo algo diferente? ¿Fulana está cambiando? ¡Qué bueno, hizo más que su obligación!

¡Chicas, yo pensaba así! Porque me enseñaron así, en mi cabeza elogiar era un pecado, y ¿cuántas personas a mi alrededor hace muchos años atrás estaban luchando por cambiar y yo viendo eso no las incentivaba? No quería exponerme en hablarles (dar el brazo a torcer, puro egoísmo esa es la verdad), en destacar lo mucho que ellas estaban cambiando, lo mucho que estaban haciéndose un bien y para todos los que estaban a su alrededor y cuántas aún son así? ¿Cuántas usan el incentivo con una mala intención para adquirir algo de la otra persona?

Vea si no es así… si usted hace algo bien, nadie habla nada, pero si usted deja de hacerlo puede estar segura de que muchas personas vendrán a hablar y, ¡éste tipo de incentivo no ayuda en nada!
Nosotras tenemos que educarnos más sobre eso, si estamos en el mismo barco queriendo cambiar, hacer la diferencia para Dios, entonces, vamos a incentivarnos unas a otras. Y eso no puede ser forzado (ah, voy a incentivar a todas por ahí), ¡No!

Usted observa quien se está esforzando (eso es buscar calidad en las personas), usted observa quien realmente está luchando y sabe que para aquella mujer o joven es difícil, pero ellas están trabajando para mejorar, ahí usted puede incentivarlas, con recaditos en la página de Facebook de ellas, por un mail, acercarse y hablar, use su creatividad e influencie a las demás para que hagan lo mismo.

No pierda el tiempo con cosas que no sirven… en vez de quedar publicando indirectas y cosas que no ayudan a nadie en su Facebook, admire a alguien que esté luchando para hacer la diferencia. Haga lo que le gustaría que hicieran con usted… vamos a colocarnos en el lugar de las demás y ayudémonos unas a otras.


Quien  es de Dios es natural que se ponga feliz cuando otras mujeres están haciendo la diferencia y no guarde esa felicidad para sí misma. 

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