domingo, 18 de maio de 2014

Generación del Altar Parte 8

¡Socorro! ¡Siervos(as) asfixiantes!

Cuando ponemos nuestra vida en el Altar (centro de la voluntad de Dios), para poder mantenerla allí, aprendemos que debemos renunciar, sacrificar y aborrecer todo el tiempo nuestras voluntades, ya que haciendo eso estamos demostrándole a Dios y a nuestras emociones que somos siervos de Dios y nada más, que quien manda en nuestras vidas es el Señor Jesús.

Pero en el transcurso de la caminata nuestras emociones y nuestro querer quieren intentar sacarnos del Altar, pues saben que estaremos sujetos a hacer lo que el corazón quiere, y ni siquiera necesitamos salir de las funciones (atrio o altar), basta salir del Altar Espiritual y ¡listo! En una cuestión de tiempo, el diablo aprovecha y hace un estrago en la vida de los siervos.

Una de las situaciones que colabora no solo para que una persona salga sino para que muchos salgan de una vez del Altar ¡son los siervos(as) asfixiantes! Ellos quieren de verdad generar hijos de Dios; de hecho, sus voluntades son tan extremas, que es lo mismo que decir para Dios: Señor, dame permiso que yo puedo generar solito(a), ¡siéntate y mira! Si puede parecer divertido pero usted estará de acuerdo conmigo en que conoce alguien así o está siendo un siervo(a) asfixiante.

Sepa, que todo lo que se impone no trae un buen resultado, pues todo lo que hacemos por obligación y contra nuestra voluntad, no tiene provecho en nuestra vida espiritual, nuestra entrega no traerá bendición para nuestra vida. Los siervos(as) asfixiantes son así, imponen que otras personas sean iguales a ellos(as) o sea ¡un Robocopy! Ellos(as) no aceptan a las personas como son, no respetan la individualidad de cada uno y comienzan a exigir que la otra persona actué como ellos(as), hable como ellos(as), tenga la misma manera de ellos(as), limpie igual a ellos(as), trabaje como ellos(as), tenga los mismos gustos, es decir sea un clon.

No podemos olvidar que en la obra de Dios como siervos del Altar lidiamos con diversas personas de diferentes culturas, edades, creación e incluso aunque sean del mismo país no van a ser amigas iguales; la educación fue diferente, cada una tiene su propia personalidad, unas son más serias otras más divertidas, unas más tímidas otras extrovertidas; pero usted tiene que saber respetar y lidiar con todas, pues es muy manipulador de su parte querer generar personas iguales a usted, eso hasta refleja un cierto orgullo, “yo soy la perfecta, la que está en lo correcto, la espiritual, la más divertida y ellas tienen que ser igual a mí”, puro egoísmo, esto no es así.

Por eso debemos tener la importancia de preocuparnos con la voluntad de Dios para aquellas personas por las cuales usted está siendo usada para generarlas para El; yo sé que nosotros queremos salvar vidas, pero hasta en eso necesitamos tener cuidado para no ser siervos (as) asfixiantes.

Podemos enseñar, influenciar positivamente, hacer a la persona reflexionar si ella actúa mal, pero jamás exigir que ella sea nuestro clon, perdiendo la propia identidad, actuando de manera artificial solo para agradarnos o ser aceptada en nuestro convivir y ser querida por nosotras; ¡eso es una actitud egoísta! ¡Eso no agrada a Dios!

¡Ni Dios exige que seamos iguales! ¿No es cierto? Usted puede ver entre todas sus amigas y compañeras, aunque todas sean de Dios, ellas no son iguales, pero Dios acepta y ama a todas de la misma manera, no crea que usted es más especial y Él te ama más que a los demás.

Vamos a tener cuidado con nuestras actitudes y aprender a respetar y aceptar a aquellos que nos rodean, y a no despreciar a las personas que no son de la manera que nos gustaría que fueran, porque tal vez a ellas también les gustaría que nosotros fuéramos diferentes y ¡no lo somos!

Debemos ser iguales, pero en el pensamiento en relación a las cosas de Dios, tener el mismo parecer, la misma disposición, el mismo temor, pero en relación a la personalidad nunca podremos ser iguales.



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