¡Socorro!
¡Siervos(as) asfixiantes!
Cuando
ponemos nuestra vida en el Altar (centro de la voluntad de Dios), para poder
mantenerla allí, aprendemos que debemos renunciar, sacrificar y aborrecer todo
el tiempo nuestras voluntades, ya que haciendo eso estamos demostrándole a Dios
y a nuestras emociones que somos siervos de Dios y nada más, que quien manda en
nuestras vidas es el Señor Jesús.
Pero en el
transcurso de la caminata nuestras emociones y nuestro querer quieren intentar
sacarnos del Altar, pues saben que estaremos sujetos a hacer lo que el corazón
quiere, y ni siquiera necesitamos salir de las funciones (atrio o altar), basta
salir del Altar Espiritual y ¡listo! En una cuestión de tiempo, el diablo
aprovecha y hace un estrago en la vida de los siervos.
Una de las
situaciones que colabora no solo para que una persona salga sino para que
muchos salgan de una vez del Altar ¡son los siervos(as) asfixiantes! Ellos
quieren de verdad generar hijos de Dios; de hecho, sus voluntades son tan
extremas, que es lo mismo que decir para Dios: Señor, dame permiso que yo puedo
generar solito(a), ¡siéntate y mira! Si puede parecer divertido pero usted
estará de acuerdo conmigo en que conoce alguien así o está siendo un siervo(a)
asfixiante.
Sepa, que
todo lo que se impone no trae un buen resultado, pues todo lo que hacemos por
obligación y contra nuestra voluntad, no tiene provecho en nuestra vida
espiritual, nuestra entrega no traerá bendición para nuestra vida. Los
siervos(as) asfixiantes son así, imponen que otras personas sean iguales a
ellos(as) o sea ¡un Robocopy! Ellos(as) no aceptan a las personas como son, no
respetan la individualidad de cada uno y comienzan a exigir que la otra persona
actué como ellos(as), hable como ellos(as), tenga la misma manera de ellos(as),
limpie igual a ellos(as), trabaje como ellos(as), tenga los mismos gustos, es
decir sea un clon.
No podemos
olvidar que en la obra de Dios como siervos del Altar lidiamos con diversas
personas de diferentes culturas, edades, creación e incluso aunque sean del
mismo país no van a ser amigas iguales; la educación fue diferente, cada una
tiene su propia personalidad, unas son más serias otras más divertidas, unas más
tímidas otras extrovertidas; pero usted tiene que saber respetar y lidiar con
todas, pues es muy manipulador de su parte querer generar personas iguales a
usted, eso hasta refleja un cierto orgullo, “yo soy la perfecta, la que está en
lo correcto, la espiritual, la más divertida y ellas tienen que ser igual a mí”,
puro egoísmo, esto no es así.
Por eso
debemos tener la importancia de preocuparnos con la voluntad de Dios para
aquellas personas por las cuales usted está siendo usada para generarlas para
El; yo sé que nosotros queremos salvar vidas, pero hasta en eso necesitamos
tener cuidado para no ser siervos (as) asfixiantes.
Podemos
enseñar, influenciar positivamente, hacer a la persona reflexionar si ella actúa
mal, pero jamás exigir que ella sea nuestro clon, perdiendo la propia
identidad, actuando de manera artificial solo para agradarnos o ser aceptada en
nuestro convivir y ser querida por nosotras; ¡eso es una actitud egoísta! ¡Eso
no agrada a Dios!
¡Ni Dios
exige que seamos iguales! ¿No es cierto? Usted puede ver entre todas sus amigas
y compañeras, aunque todas sean de Dios, ellas no son iguales, pero Dios acepta
y ama a todas de la misma manera, no crea que usted es más especial y Él te ama
más que a los demás.
Vamos a
tener cuidado con nuestras actitudes y aprender a respetar y aceptar a aquellos
que nos rodean, y a no despreciar a las personas que no son de la manera que
nos gustaría que fueran, porque tal vez a ellas también les gustaría que
nosotros fuéramos diferentes y ¡no lo somos!
Debemos ser
iguales, pero en el pensamiento en relación a las cosas de Dios, tener el mismo
parecer, la misma disposición, el mismo temor, pero en relación a la
personalidad nunca podremos ser iguales.
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