Hola Sra. Graciele, me gustaría
compartir con usted una de mis experiencias, fue ésta que me marcó mucho… fue
en un aspecto que tenemos que tener muchísimo cuidado: La vida sentimental.
Aquí, voy a relatar lo que viví con mi hasta entonces novio…
Aquí, voy a relatar lo que viví con mi hasta entonces novio…
Lo conocí a través de una “amiga”,
cuando estaba de IBURD en la Catedral, y hasta entonces se mostraba ser un
joven de Dios y de fe. El tiempo fue pasando y yo siempre hablaba con él y
comenzamos a gustarnos, siempre oraba por él sin que él lo supiera, hasta que
un bello día yo salí con mi hermana y con mi “amiga” y en medio de una de
nuestras conversaciones hablamos sobre él, les conté que lo estaba observando,
y ella me decía que apoyaba nuestra relación.
Me fui a casa y apenas llegué, él me llamó y me preguntó si era verdad, fui sincera, le dije que sí, él me preguntó si era lo que yo quería, le contesté que sí y allí comenzó nuestro enamoramiento.
Conversamos y decidimos orar, hasta ahí todo bien. Fui a conversar con mi pastor, porque cuando servimos a Dios tenemos que siempre comentar las cosas para el pastor… conversé, le conté todo, mi pastor dijo que iría a informarse más sobre él y después me diría si podría o no enamorar con él. En eso el tiempo pasó y continué conversando con él. Hasta que un martes después de la reunión, mi pastor me llamó y habló que no había problema en que enamoremos, ya que él no había dado problemas en la Obra. ¡Listo! Mi enamoro estaba permitido.
El tiempo fue pasando y comenzaron las discusiones, casi todos los días, y todas las veces yo lloraba. Todo empezó por los celos, y después por la inseguridad, porque no me sentía segura con él. Varias veces las amigas de él lo llamaban, le mandaban mensajes de amor y por eso yo no podía sentirme segura, nunca logré sentirme bien en esa situación, fue por eso que discutíamos mucho.
El tiempo pasó y las discusiones continuaban, él no leía la Biblia, no oraba, no ayunaba, algunas veces jugábamos y éramos felices. Sabe señora, comenzaron a suceder varias cosas que yo nunca imaginé, él comenzó a tocarme (no sabía lidiar con esa situación y no tenía coraje de contarle a nadie, lloraba mucho, pues nunca había pasado por algo igual, sentía mucho asco). En la semana que presentamos nuestro noviazgo en mi IURD, no discutimos, estábamos en paz.
Él siempre me daba señales que no era para mí, pero yo insistía en eso, para tener una idea, la esposa del pastor siempre conversaba conmigo, me preguntaba si yo tenía certeza que eso era lo que quería, yo decía que sí, a pesar de tener el Espíritu Santo yo insistía en algo que tenía futuro… el Espíritu Santo siempre me alertaba que mi noviazgo no era de Dios.
Hasta que un día no aguanté más y terminamos. En el momento lloré mucho, pero con el tiempo tuve la certeza que fue lo mejor para mí. Después que terminamos, comenzaron las indirectas en las redes sociales, él hablaba mal de mí para todas nuestras amigas y las personas nos conocían. No estaba bien espiritualmente.
Sabe señora Graciele, gracias a Dios que tuve fuerzas para pedir ayuda, tanto a la esposa del pastor que me orientó y hasta hoy me orienta, la obrera, mi pastor cuidó muy bien de mí.
¡Ésta es una alerta chicas! Cuidado con quien está a su lado, pues en mi caso, logré vencer, pero sabemos que muchas desisten y terminan saliendo de la obra y de la presencia de Dios.
Hoy gracias a Dios soy feliz solita, estoy bien, estoy con Dios. Fui renovada, fortalecida y continuo buscando más de Dios… ¡Tengo todo! Estoy preparándome para servir a Dios como esposa de pastor.
Me fui a casa y apenas llegué, él me llamó y me preguntó si era verdad, fui sincera, le dije que sí, él me preguntó si era lo que yo quería, le contesté que sí y allí comenzó nuestro enamoramiento.
Conversamos y decidimos orar, hasta ahí todo bien. Fui a conversar con mi pastor, porque cuando servimos a Dios tenemos que siempre comentar las cosas para el pastor… conversé, le conté todo, mi pastor dijo que iría a informarse más sobre él y después me diría si podría o no enamorar con él. En eso el tiempo pasó y continué conversando con él. Hasta que un martes después de la reunión, mi pastor me llamó y habló que no había problema en que enamoremos, ya que él no había dado problemas en la Obra. ¡Listo! Mi enamoro estaba permitido.
El tiempo fue pasando y comenzaron las discusiones, casi todos los días, y todas las veces yo lloraba. Todo empezó por los celos, y después por la inseguridad, porque no me sentía segura con él. Varias veces las amigas de él lo llamaban, le mandaban mensajes de amor y por eso yo no podía sentirme segura, nunca logré sentirme bien en esa situación, fue por eso que discutíamos mucho.
El tiempo pasó y las discusiones continuaban, él no leía la Biblia, no oraba, no ayunaba, algunas veces jugábamos y éramos felices. Sabe señora, comenzaron a suceder varias cosas que yo nunca imaginé, él comenzó a tocarme (no sabía lidiar con esa situación y no tenía coraje de contarle a nadie, lloraba mucho, pues nunca había pasado por algo igual, sentía mucho asco). En la semana que presentamos nuestro noviazgo en mi IURD, no discutimos, estábamos en paz.
Él siempre me daba señales que no era para mí, pero yo insistía en eso, para tener una idea, la esposa del pastor siempre conversaba conmigo, me preguntaba si yo tenía certeza que eso era lo que quería, yo decía que sí, a pesar de tener el Espíritu Santo yo insistía en algo que tenía futuro… el Espíritu Santo siempre me alertaba que mi noviazgo no era de Dios.
Hasta que un día no aguanté más y terminamos. En el momento lloré mucho, pero con el tiempo tuve la certeza que fue lo mejor para mí. Después que terminamos, comenzaron las indirectas en las redes sociales, él hablaba mal de mí para todas nuestras amigas y las personas nos conocían. No estaba bien espiritualmente.
Sabe señora Graciele, gracias a Dios que tuve fuerzas para pedir ayuda, tanto a la esposa del pastor que me orientó y hasta hoy me orienta, la obrera, mi pastor cuidó muy bien de mí.
¡Ésta es una alerta chicas! Cuidado con quien está a su lado, pues en mi caso, logré vencer, pero sabemos que muchas desisten y terminan saliendo de la obra y de la presencia de Dios.
Hoy gracias a Dios soy feliz solita, estoy bien, estoy con Dios. Fui renovada, fortalecida y continuo buscando más de Dios… ¡Tengo todo! Estoy preparándome para servir a Dios como esposa de pastor.
Señora Graciele, su Blog me ayudó mucho cuando estaba pasando por esa situación, y siempre me ayuda, le pido que no divulgue mi nombre. En breve estaré aquí nuevamente contándole cosas mayores y maravillosas que Dios ha hecho en mi vida.
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