sábado, 6 de dezembro de 2014

Siervas y Nada Más - 6° Día

Cuidado con el orgullo.

Durante una fase de mi vida, hace unos 10 años atrás, dejé que el orgullo entre en mí y le voy a explicar cómo fue que eso sucedió conmigo.

Yo aparentemente estaba haciendo todo correctamente y buscando ser perfecta… no es que esté mal que procuremos ser mejores; pero yo, en esa fase de mi vida comencé a olvidarme de mirar para dentro de mí y miré para la vida de las personas a mi alrededor y las juzgaba inferiores, recuerda que juzgué a mi esposo, a mis amigas y a las personas que se aproximaban a mí.

Recuerdo que fui comenzando de a pocos y cuando me di cuenta… solo miraba y hablaba del lado negativo de las personas ¡como si yo fuese perfecta!
Cuando comenzamos a juzgar a alguien, nos vemos como superiores y yo estaba así y tuve problemas en mi matrimonio por eso; mi esposo estaba triste conmigo pues él percibía eso; y yo me daba cuenta de eso en su manera de ser y de actuar.
¡Pero yo continuaba creyendo que estaba en lo correcto y que tenía la razón!
Hoy hablo de eso de manera clara, porque vencí eso… y quiero que de alguna manera eso le ayude.

Recuerdo que dentro de mí oraba por la misericordia de Dios, yo logré ver eso… y empecé a analizar cómo me estaba comportando con las personas a mí alrededor; recuerdo que lloré muchísimo, me sentí avergonzada y triste conmigo misma. Me humillé delante de Dios y enseguida tuve el deseo de ir hasta mi esposo y preguntar…Si por favor, ¿él podría perdonarme por todo? Que yo estaba equivocada de estar juzgando a él y a algunas personas a mi alrededor; y que ya había pedido perdón a Dios, pero que necesitaba que él me perdonara por todo.

Claro que él me perdonó y me liberé de aquel sentimiento, pero asumir eso fue muy difícil, también lloré mucho delante de él ¡me sentía muy avergonzada!
Yo quería huir de esa situación ¿pero sabe una cosa? ¡Nosotras nunca vamos a huir de Dios!

Salmo 138
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Tenemos que vigilar nuestros pensamientos y nuestro corazón, y percibir si el orgullo está teniendo alguna raíz en nosotros, debemos observar como miramos a las personas con quien convivimos;

¿Cómo las hemos mirado? ¿Con una mirada de superioridad? ¿Sintiéndose más santa que las demás personas?

Aunque nos deparemos con personas difíciles de relacionar; debemos preguntarnos…
¿Cómo el Señor Jesús miraría hacia esa persona?
Cuando usted está libre del orgullo, usted está dispuesta a ceder… a escuchar con atención; logra conversar y busca resolver los problemas y nunca los lleva para el lado personal.
Si usted se queda dando vueltas en una situación durante todo el día, y cuando se depara con personas se siente agitada; e incomodada pues solo puede ver el lado malo de esas personas… ¡¡Cuidado!!
Si usted no logra conversar sobre eso ni está dispuesta a ceder, resuélvalo orando y pidiendo ayuda, ¡pero resuélvalo! Continúe con su vida y no pierda más tiempo pensando en eso, llenando su cabeza de desconfianzas, pida ayuda al Espíritu Santo para que saque toda raíz maligna de su pensamiento y de su corazón.

Hoy, con el pasar de los años soy muy diferente… Busco mirar con los ojos de la fe y ver el lado bueno y hasta con buen humor, y eso aprendí con mi esposo jijiji.
Me siento feliz cuando veo que las cosas que antes terminaban con mi paz, hoy no me incomodan más; ni interfieren en mi comunión con Dios…
Pues como dice la Escritura:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece…”  1 Corintios 13:4
Venza siempre la raíz del orgullo a través de ese fruto del Espíritu que es ¡¡poderoso!!
El amor…
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.  Gálatas 6:7-8
Tarea de hoy: Vamos a orar y a pedir a Dios… ¡pedir que saque toda raíz de orgullo de adentro de nosotras! Vamos a humillarnos delante de Dios; y pedir perdón para alguien que usted ha entristecido con su comportamiento; vaya y pida perdón a esa persona; si es lo contrario; si alguna persona le ha entristecido, pida perdón y escúchela, esté dispuesta a ceder, hay cosas que solamente el tiempo va a mostrar, pero nunca pierda su paz ni su comunión con Dios.
Después vuelva aquí y cuéntenos como se siente después de haber cumplido ésta tarea.

Dios bendiga a todas.


  Esposa de Pastor
     Fabiane Cunha
Santa Rosa, California

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