sábado, 25 de agosto de 2012

Fruto: Paz – 8vo. Día


De la misma manera que el mundo confunde el amor y la alegría también han confundido el sentido real de la paz. El mundo quiere paz y no más guerras, pero aunque todo el potencial atómico y todas las armas fueran desterradas de la faz de la tierra y todos los pueblos se entendieran perfectamente, aun así, no habría la paz que el ser humano necesita y anhela.

No se adquiere paz con una simple sensación de bienestar entre las personas, sino, a través de una profunda tranquilidad en el alma, y ésta solo es posible cuando Dios, en la Persona de Su Hijo Jesús, por el Espíritu Santo, reina dentro del alma.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Hay dos tipos de paz: La paz que viene de Dios y la que viene del mundo. La primera alcanza el íntimo del hombre, mientras que la paz que viene del mundo alcanza nuestro exterior.

Todo lo que llega a nuestro interior es duradero y permanente,  un mundo totalmente particular e independiente, la paz exterior está sometida al semejante que, por consiguiente también está en la dependencia de otra persona.

Usted puede recibir éste súper poder que es la paz que viene de Dios, abrir su alma y derramarla delante del Señor Jesús, por medio de una oración sincera. El Espíritu Santo Se encargará de hacer el resto en su vida.  ¡No pierda tiempo! ¡Hágalo ahora!

La paz que usted viene deseando hace mucho tiempo rebasará de su interior e inundará a aquellos que estuvieran a su lado.

El verdadero carácter sobresaldrá en los momentos de crisis, solamente la persona con paz interior puede tener claridad de Pensamiento.

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