En éste mes de agosto estaremos ganando muchas personas a través de nuestro reloj de oración.
¿Quiénes son esas personas? ¿Y cómo serán ganadas a través de éste propósito?
Si usted tiene acceso a la palabra amiga del Obispo Macedo puede observar en sus oraciones que siempre pide a Dios por los sufridos, desesperados, abatidos de espíritu, etc.
Yo llegué a la iglesia con apenas 9 años, nunca nadie me había hablado de Jesús, pero todas las veces que yo pasaba por la puerta de la IURD sentía un deseo enorme de entrar y un día lo hice, creo que ese deseo venía debido a las oraciones que eran hechas por los obreros y pastores.
En la IURD recibí todo el apoyo, cariño y atención de las obreras y tías de la escuelita; mi familia que servía a los espíritus fue salva de las garras del diablo y muchos familiares que me criticaban y perseguían, hoy también sirven a éste Dios maravilloso, y todo eso a través de las oraciones que a pesar de ser una simple niña yo hacía, sin olvidar de las cadenas como dice Jesús:
“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. (Lucas 18:1).
Hoy tengo 34 años de edad, casada, feliz, 25 años en la IURD y 20 años sirviendo a mi Señor, y puedo afirmar con propiedad que la oración del justo es eficaz.
“La oración eficaz del justo puede mucho”. (Santiago 5:16).
En éste reloj de oración también debemos orar por los obispos, pastores, obreros, jóvenes y evangelistas. Ellos son ganadores de almas, necesitan de muchas oraciones, pues nosotros sabemos que el diablo es nuestro adversario y necesitamos deshacer sus obras. Después de algunos años trabajando en Brasil, África del Sur y actualmente en EE.UU. vemos que por más que tengamos folletos, tv, radio, evangelización constante. La oración es indispensable, al fin y al cabo: “Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).
La mayoría ya conoce ésta historia pero no cuesta nada recordar:
En el cielo estaba un pastor que crecía y reventaba donde quiera que él iba y una abuelita esperando por su respectivo galardón:
Existían dos, uno enorme y otro pequeño: El pastor pensó consigo… años de dedicación y sacrificio en el altar con certeza el más grande es mío.
Se engañó, porque el más grande fue entregado a la pobre y humilde abuelita, entonces el pastor preguntó:
-¿Por qué a ella y no a mí? Yo gané muchas almas en todos los lugares donde fui, crecí, hice discípulos, y ella apenas es una miembro de la iglesia. El Señor le respondió:
- Sí hijo, hiciste todo eso, correcto, pero si no fuese por las oraciones de ésta viejita hubieras fracasado en todo y hasta tu salvación estaría en riesgo.
Vamos a poner toda nuestra fuerza en éste propósito pues con certeza estaremos ganando almas para el Señor Jesús.
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Vuelva aquí el miércoles y vea la importancia de orar por los niños :-)
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