Hola,
Sra. Graciele usted pidió a las esposas de pastores que tuvieran un testimonio de como salió de la zona de comodidad y como venció su inseguridad, entonces decidí enviar el mío, para que yo pueda ayudar a alguien.
Sra. Graciele usted pidió a las esposas de pastores que tuvieran un testimonio de como salió de la zona de comodidad y como venció su inseguridad, entonces decidí enviar el mío, para que yo pueda ayudar a alguien.
Mi
nombre es Ana Paula y estoy haciendo la obra de Dios en Argentina, puedo decir
que mi testimonio no es solo de lo que ya pasé y sí de lo que vengo venciendo
todos los días con la ayuda del Espíritu Santo. La meta del diablo es intentar
hacer que veamos nuestros defectos, porque así él lanza la inseguridad y luego
la duda, todas nosotras que servimos a Dios pasamos por eso, principalmente
quien está en el Altar hace poco tiempo.
Yo
tuve y tengo que vencer varias barreras, apenas me casé fui a vivir a
Argentina, entonces me tuve que adaptar a tres cosas al mismo tiempo: al
matrimonio, otra cultura y al Altar. ¡Qué guerra! Cuando llegué fuimos a vivir
dentro de la iglesia y me acuerdo como si fuera ayer, que a veces me paraba en
medio del salón, solita y decía: “Mi Dios ¿será que lo lograré?” Confieso que
me sentía tan pequeñita para responsabilidades tan grandes, era todo nuevo y yo
como siempre oía decir que la esposa de pastor tiene que prácticamente ser la
mujer maravilla, siempre me decían así: “cuando usted se case tiene que ser
ejemplo en todo, mire, aproveche para hablar como obrera, porque después que
usted se case, una falla suya puede ser fatal”
Entonces,
esas frases atormentaban mi cabeza, porque todo lo que no lograba hacer bien,
me hacía sentir en el piso, no estaba consiguiendo ser esa mujer maravilla que
tanto hablaban y con eso el diablo no perdió la oportunidad, comenzó a
bombardear con pensamientos de duda, complejos y creaba hasta situaciones para
sentirme disminuida. Prácticamente yo no hablaba nada en castellano, recién había
llegado de Brasil, solo que mi voluntad era atender a las personas en la
iglesia, estar cerca de las obreras, pero siempre que yo intentaba hablar, las
personas no me entendían, me fui quedando frustrada con eso que me cerré por un
tiempo, yo ayudaba a mi esposo en lo que podía en la iglesia, pero siempre
cuando iba a hablar con alguien el diablo decía: Nadie te va a entender. Y realmente
era así, solo Dios.
Las
luchas comenzaron a surgir, que son totalmente diferentes de las luchas de
quien sirve en el atrio y la única cosa que pedía a Dios era que me ayude,
todos los días luchaba contra esa maldita voz de duda, luchaba contra aquel
maldito complejo, llegué a pensar que no lo lograría, porque estaba siendo muy difícil
de adaptarme y yo con aquella idea que me decían que la esposa de pastor tiene
que ser prácticamente “perfecta”, eso me sofocaba mucho, había veces en que me
encerraba en la oficina de mi esposo y lloraba sin saber cómo iría a vencer, no
estaba logrando ser una buena esposa, no estaba logrando auxiliar a mi esposo,
no estaba logrando aprender a hablar fácilmente, las luchas eran cada vez más difíciles,
en fin, no estaba logrando ser “perfecta”, como dijeron que yo tenía que ser,
yo siempre le pedía a Dios que me capacitara, que me ayudara en ésta nueva
etapa, siempre pedía a Dios para que me dé condiciones para vencer cualquier
desafío, en verdad Dios ya me había dado condiciones para vencer, lo que yo
necesitaba hacer era parar de imponerme límites y dejar que el Espíritu Santo
me use. Recuerdo que al final del año pasado hice una oración sincera a Dios de
todo lo que me estaba sucediendo y Dios simplemente me habló así, fue tan claro
que parece que realmente estaba oyendo su voz :-)
“Antes que estés aquí, Yo ya sabía de tus cualidades, tus defectos, Yo ya sé en qué necesitas cambiar, Yo ya sé de todo, es más Yo te conozco mejor que tú misma, Yo te escogí por lo que eres, por tu corazón, Yo no escojo a los “perfectos”, Yo escojo a los defectuosos, porque en estos Yo puedo moldear a mi manera”.
Percibí que ya tenía todas las condiciones para vencer, necesitaba ignorar esos malos pensamientos y seguir adelante porque Dios estaba y está conmigo, pero tuve que tomar actitudes y mi actitud fue comenzar a actuar, yo no iría a permitir que el diablo me impidiera, cambié, comencé a creer en la capacidad que Dios me había dado, comencé a tomar actitudes, porque vencemos al diablo cuando tomamos actitudes, no permitía y no permito más que aquella maldita voz venga a impedirme que sea un instrumento en las manos de Dios. Y hoy aun no hablando bien el castellano, auxilio a mi esposo, hago reuniones con las obreras, educadoras de la EBI, atiendo al pueblo y sigo adelante y Dios me ha usado. Y, en cuanto a las luchas, ellas nunca van a terminar, pero ahora yo sé que puedo vencer todo :-) porque descubrí que tengo una fuerza que ni yo misma sabía que tenía (pero Dios sí lo sabía) :-)
¡Ah!
Descubrí que nunca seré la súper esposa, voy a seguir con mis defectos, claro
buscando cambiarlos, soy humano, pero eso no importa, porque lo que me interesa
es ser de Dios.
Dios
ya cree en nuestra capacidad, lo que muchas veces ha impedido que Dios nos use,
somos nosotras mismas que no creemos en nuestra capacidad.
Bueno, Sra. Graciele es eso, intenté resumir un poco :) espero que haya contribuido. Besos en la fe, ¡que Jesús le bendiga! Cualquier cosa estoy a disposición.
Ana Paula Santos – Argentina.
Bueno, Sra. Graciele es eso, intenté resumir un poco :) espero que haya contribuido. Besos en la fe, ¡que Jesús le bendiga! Cualquier cosa estoy a disposición.
Ana Paula Santos – Argentina.
ES BUENO LEER ESTO, HACE 15 AÑOS QUE SOY OBRERA Y MUCHAS VECES ME ENCERRÉ , LOS COMPLEJOS SE APODERABAN DE MI, TENGO UN DEFECTO EN UN OJO LO QUE EL diablo USABA PARA SENTIRME INFERIOR HASTA LLEGUE A PENSAR QUE NO NADIE SE FIJARÍA EN MI, AGRADECIDA A DIOS LOGRE SALIR DE ESTA ZONA , Y HOY SOY UNA PERSONA NUEVA, Y CONOCÍ A UNA PERSONA QUE NO ME QUIERE POR COMO SOY Y SI POR LO QUE SOY
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