He encarado las luchas y dificultades en estos últimos años
de una forma diferente, como una oportunidad. No pensando más de la misma forma
que pensaba hace 6 años atrás, todo era un monstruo de 7 cabezas. El tiempo
está pasando y veo lo mucho que perdí y también gané en situaciones de
dificultades, ¿pero por qué en algunas situaciones yo perdí?
Porque yo no conocía la importancia del ¡Todo pasa!
Cuando yo entendí y comencé a pensar así: ¡Todo pasa! Aprendí a pasar por las situaciones más terribles y verlas como oportunidades. Yo me detuve para pensar: ¿Por qué quedarme preocupando con esto o aquello? ¿Por qué sufrir por algo que aún no fue terminado si yo confío en Dios? ¿Por qué importarse con cosas tan pequeñas si yo tengo a Dios?
Cuando yo entendí y comencé a pensar así: ¡Todo pasa! Aprendí a pasar por las situaciones más terribles y verlas como oportunidades. Yo me detuve para pensar: ¿Por qué quedarme preocupando con esto o aquello? ¿Por qué sufrir por algo que aún no fue terminado si yo confío en Dios? ¿Por qué importarse con cosas tan pequeñas si yo tengo a Dios?
Entienda… ¡Todo pasa! Cuando pensamos así, mostramos que
dependemos de Dios y una vez sabiendo que todo pasa, encaramos las luchas, dificultades y problemas como una oportunidad de crecer y glorificar a Dios.
Todo se vuelve simple… cuando usted piensa que: ¡Todo pasa!
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