Cuantas veces nos
creemos personas buenitas, graciosas y amables, pero, cuando tenemos la
oportunidad de ayudar a alguien a vencer sus inseguridades, nos cerramos tanto
que dejamos que las situaciones pasen. Parece que es más fácil cerrar la puerta
en la cara de las personas que necesitan de ayuda y, rápidamente corremos hacia
aquellas que sabemos que son “seguras” para hablar, para aliviar nuestro
malestar… ¡error fatal!
Y así, nos quedamos tan ocupadas intentando aliviar nuestras propias inseguridades, que no tenemos espacio ni tiempo en NUESTRA VIDA para ayudar a los demás.
Y así, nos quedamos tan ocupadas intentando aliviar nuestras propias inseguridades, que no tenemos espacio ni tiempo en NUESTRA VIDA para ayudar a los demás.
¿Quién nunca ha
sentido inseguridad? ¿Quién nunca se ha sentado solita queriendo que alguien
tan solo le diga un “hola”, le sonría, le salude o se siente a su lado?
La belleza que sobresale es la belleza de tener confianza, saber de su valor. Esa sí es una parte de la graciosidad. Una mujer que sabe quién es delante de Dios y conoce su valor, es una mujer que puede alcanzar a los demás con gracia y gentileza. Ella es una mujer bonita que puede levantar el espíritu de aquellas que están sintiéndose inseguras de sí mismas, que están sintiéndose extrañas y necesitan de una palabra o un gesto de amabilidad.
Pero infelizmente, ella difícilmente se encuentra.
Y ¿cómo tener esa graciosidad? Deje que el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios le moldee. Si la Palabra de Él dice que usted es fuerte, entonces lo es, no importa lo que usted piense al respecto. ¿Por qué se desvaloriza? ¿Por qué tantas inseguridades?
Es en ese momento que usted empieza a entender que no es cualquier mujer o una más en la multitud. Si usted cree en la Palabra de Dios de todo su corazón, toda su alma y todo su entendimiento y permite que el Espíritu de Dios fluya a través de usted, no hay nada en este mundo que pueda desvalorizarla.
La belleza que sobresale es la belleza de tener confianza, saber de su valor. Esa sí es una parte de la graciosidad. Una mujer que sabe quién es delante de Dios y conoce su valor, es una mujer que puede alcanzar a los demás con gracia y gentileza. Ella es una mujer bonita que puede levantar el espíritu de aquellas que están sintiéndose inseguras de sí mismas, que están sintiéndose extrañas y necesitan de una palabra o un gesto de amabilidad.
Pero infelizmente, ella difícilmente se encuentra.
Y ¿cómo tener esa graciosidad? Deje que el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios le moldee. Si la Palabra de Él dice que usted es fuerte, entonces lo es, no importa lo que usted piense al respecto. ¿Por qué se desvaloriza? ¿Por qué tantas inseguridades?
Es en ese momento que usted empieza a entender que no es cualquier mujer o una más en la multitud. Si usted cree en la Palabra de Dios de todo su corazón, toda su alma y todo su entendimiento y permite que el Espíritu de Dios fluya a través de usted, no hay nada en este mundo que pueda desvalorizarla.
Pueden venir los
comentarios negativos y críticas, las inseguridades gritando, pues así como
vienen, se van, pues no consiguen encontrar lugar de morada en usted, ya que
donde las inseguridades vivían, ahora existe otro entendimiento de la persona que
usted es.
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