terça-feira, 8 de outubro de 2013

+ de Dios – de mí: ¡Hoy, Dios me dio un corazón igual al Suyo!


En ningún momento, creí que volvería para contar una experiencia taaan maravillosa con mi Señor. Pero, aquí estoy.

Cuando vi el propósito, acepté enseguida. A pesar de ser obrera y teniendo mi comunión con Dios, vi una chance de hacer más, de ser + para mi Dios.

Algo así como cuando estamos pidiéndole que nos ayude a ser mejor, a cambiar lo que tiene que ser cambiado. Vi en éste propósito esa oportunidad, de no solamente hablar que quería ser diferente, sino de ser y actuar diferente.

Estaba pasando por guerras y me sorprendí con cada mensaje en el blog. Era increíble como Dios usaba y aun usa cada mensaje para moldearme o hablar conmigo. Me sorprendo con tanto cuidado y amor que Él tiene por mí.

Volví a leer y a meditar la Biblia por las mañanas, para absorber con mayor intensidad Su Palabra, decidí ser como una niña y no mirar para lo arruinado, sino levantarme y seguir adelante, sin tonterías o quedar viajando en los pensamientos, eliminé algunos obstáculos que le impedían a Dios de hablar conmigo, aprendí a lidiar con las críticas recibiéndolas y amando al prójimo, orando por esas personas que me criticaban, reconocí mi mal comportamiento y que tendría que trabajar en algunas cosas para poder recibir más de Dios, hice una cirugía en mis ojos y vi que necesitaba oír solo una Voz, la voz de mi Señor. Noté que aun aquí, en una ciudad tan pequeña Dios me veía y que yo debía creer en mí  y buscar la pureza del primer amor. Pero hoy, hoy fue un día diferente.

Leí el post y decidí que era eso que yo necesitaba, esa pureza del primer amor. Fui a un parque de la ciudad a cuidar del Templo del Espíritu Santo y hablar con Él. Pero fue algo único. Fue como el día que Lo conocí. ¿Y por qué no decir que fue más fuerte? Había un lago y recordé aquella palabra “Quien midió las aguas del océano en las palmas de la mano…”


Sirviendo a un Dios tan grande, ¿cómo podría no tener una experiencia tan maravillosa?

Reconocí todas mis fallas y errores, me entregué, lancé todos mis miedos y ansiedades en Sus manos, con la certeza de que Él iría a cuidar de todo. Pude ver nítidamente cuán grande es Él, cuán grande es Su amor y cuidado para conmigo.

Así como la lluvia lava, me lavó con Su preciosa sangre, me dio aquel amor del inicio de todo. Me mostró cuanto me ama y está conmigo. Lancé todos mis miedos y ansiedades en Sus manos y obtuve consuelo, abrigo. Y como el obispo habló, ahora es solo confiar y si Él no me honra hoy, será mañana, o después y voy a continuar permaneciendo hasta el fin.

Salí de allí sonriendo como nunca, con unas ganas de mirar a las personas y hablar de cuan maravilloso es Él, salí de allí con la certeza de que no importa a donde Él me envíe, yo iré. Soy sierva y estoy dispuesta a todo porque Él me dio todo.  

No es posible explicar, ni contar lo que recibí hoy y voy a guardar hasta el fin. Pero fue único. Fue Dios dándome un corazón igual al Suyo. 

Y como leí hoy: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.  Filipenses 1: 21-24


Por eso, estoy aquí, para desgastarme en favor de las almas que tanto necesitan conocer a Dios. 

Gracias por dejar que Dios las use. Éste propósito me renovó, me llevó de nuevo al primer amor.


Un abrazo, Chris Grazielle
Dois Vizinhos, ciudad del interior de Paraná





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