En ningún momento, creí que volvería
para contar una experiencia taaan maravillosa con mi Señor. Pero, aquí estoy.
Cuando vi el propósito, acepté
enseguida. A pesar de ser obrera y teniendo mi comunión con Dios, vi una chance
de hacer más, de ser + para mi Dios.
Algo así como cuando estamos pidiéndole
que nos ayude a ser mejor, a cambiar lo que tiene que ser cambiado. Vi en éste
propósito esa oportunidad, de no solamente hablar que quería ser diferente,
sino de ser y actuar diferente.
Estaba pasando por guerras y me sorprendí
con cada mensaje en el blog. Era increíble como Dios usaba y aun usa cada
mensaje para moldearme o hablar conmigo. Me sorprendo con tanto cuidado y amor
que Él tiene por mí.
Volví a leer y a meditar la Biblia
por las mañanas, para absorber con mayor intensidad Su Palabra, decidí ser como
una niña y no mirar para lo arruinado, sino levantarme y seguir adelante, sin
tonterías o quedar viajando en los pensamientos, eliminé algunos obstáculos que
le impedían a Dios de hablar conmigo, aprendí a lidiar con las críticas recibiéndolas
y amando al prójimo, orando por esas personas que me criticaban, reconocí mi
mal comportamiento y que tendría que trabajar en algunas cosas para poder
recibir más de Dios, hice una cirugía en mis ojos y vi que necesitaba oír solo
una Voz, la voz de mi Señor. Noté que aun aquí, en una ciudad tan pequeña Dios
me veía y que yo debía creer en mí y
buscar la pureza del primer amor. Pero hoy, hoy fue un día diferente.
Leí el post y decidí que era eso que
yo necesitaba, esa pureza del primer amor. Fui a un parque de la ciudad a
cuidar del Templo del Espíritu Santo y hablar con Él. Pero fue algo único. Fue como
el día que Lo conocí. ¿Y por qué no decir que fue más fuerte? Había un lago y
recordé aquella palabra “Quien midió las aguas del océano en las palmas de la
mano…”
Sirviendo a un Dios tan grande, ¿cómo
podría no tener una experiencia tan maravillosa?
Reconocí todas mis fallas y errores, me entregué, lancé todos mis miedos y
ansiedades en Sus manos, con la certeza de que Él iría a cuidar de todo. Pude ver
nítidamente cuán grande es Él, cuán grande es Su amor y cuidado para conmigo.
Así como la lluvia lava, me lavó con
Su preciosa sangre, me dio aquel amor del inicio de todo. Me mostró cuanto me
ama y está conmigo. Lancé todos mis miedos y ansiedades en Sus manos y obtuve
consuelo, abrigo. Y como el obispo habló, ahora es solo confiar y si Él no me
honra hoy, será mañana, o después y voy a continuar permaneciendo hasta el fin.
Salí de allí sonriendo como nunca,
con unas ganas de mirar a las personas y hablar de cuan maravilloso es Él, salí
de allí con la certeza de que no importa a donde Él me envíe, yo iré. Soy sierva
y estoy dispuesta a todo porque Él me dio todo.
No es posible explicar, ni contar lo que recibí hoy y voy a guardar hasta el
fin. Pero fue único. Fue Dios dándome un corazón igual al Suyo.
Y como leí hoy: “Porque para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta
para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque
de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con
Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más
necesario por causa de vosotros. Filipenses
1: 21-24
Por eso, estoy aquí, para desgastarme
en favor de las almas que tanto necesitan conocer a Dios.
Gracias por dejar que Dios las use. Éste propósito me renovó, me llevó de nuevo
al primer amor.
Un abrazo, Chris Grazielle
Dois Vizinhos, ciudad del interior de
Paraná
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