Hola,
No podía dejar de dar mi testimonio de éste propósito, pues fue en él que tuve
mi real y verdadero encuentro con Dios, nací del Espíritu Santo y fui bautizada
por Él.
Conforme a los e-mails ya enviados, cuando empecé éste propósito no
tenía nada, estaba solita, sin Dios y totalmente en el fondo del pozo, acababa
de separarme, fui traicionada y estaba sintiéndome la peor de las mujeres,
avergonzada y humillada. No tenía nada que ofrecer a Dios, estaba en la
Iglesia, pero con los últimos sucesos en mi vida, analicé lo cuan vacía era y
que dentro de mí no estaba el Espíritu Santo, yo solo creía que era bautizada,
pero mi reacción y como me quede después de la traición me mostró lo lejos que
estaba de Dios, y cuando miraba el Altar apenas recordaba cómo era mi vida
cuando era obrera.
Y así comencé, cada tarea, sin nada, pero fui con toda la fuerza, porque
yo no tenía nada, no era nada, pero quería todo de Dios, y a pesar que el
diablo colocaba pensamientos como: ¡usted no tiene nada! ¿cómo va a ofrecer su
vida desgraciada para Dios? Pero era lo que yo tenía, un corazón roto, una vida
desgraciada y una amargura y frustración enorme, y era así que yo me levantaba
en las madrugadas sola y oraba, me humillaba delante de Dios y pedía su
misericordia, imploré a Dios para que me acepte de regreso, fui sincera y
decidí que no importaba mi situación, no quería seguir desagradando al Espíritu
Santo, mis oraciones eran basadas en pedir más de Dios en mí, pedía para estar
vacía, porque estaba llena de sentimientos malos, lloré mucho, mucho, pero era
de tristeza, en cada oración sabía que no era aún el Espíritu Santo, pero ya
estaba más fuerte, comencé a dedicarme solamente a servir a Dios, olvidé mi
cansancio del trabajo, dejé de lado mi voluntad y apenas quería sacar el
objetivo de mí, y no había mejor manera que ayudar a las personas, a pesar de
no estar llena del Espíritu Santo, me dejé ser usada por Dios.
Y así vino la primera sorpresa, mi esposo me dijo para volver, pero que
sería lento, que quedaríamos “enamorando” pero que no volvería a la casa y más
una vez me sentí humillada, pero en el medio de la humillación, mi decisión
nunca fue por la mitad, y de esa manera no lo quería de regreso, subí al Altar,
oré y le dije, que no lo quería más, porque sabía que de esa forma iba a
desagradar a mi Dios y para mí mi objetivo era solamente el Señor Jesús, y si
para eso tenía que dejar ese matrimonio, pues bien, así lo hice, él se enojó
pero yo estaba firme, sin arrepentimientos ni sentimientos, apenas con la
certeza que estaba haciendo lo cierto delante de Dios.
Y continué mi vida, visitando la casa de apoyo, participando de las
reuniones, y las tareas las hacía como si fuera mi última chance.Y cuando menos
esperé, un viernes, mi día llegó, fui bautizada con el Espíritu Santo, AH QUE
DÍA 04/10/13, en un día que menos esperé, liberación y búsqueda, yo estaba allí
siendo bautizada por mi Señor. No existen palabras para explicar, pero tuve
paz, algo que no conocía, estaba solita casi enfrentando un divorcio, pero vino
una paz inexplicable. Y yo me volví hija, tenía la certeza de que estaba siendo
oída, y nada, absolutamente nada podía cambiar eso. Pasando un día, mi esposo,
vuelve a la casa, me pidió perdón y ya se bautizó estamos aun en el Ayuno de
Daniel hasta el día 27/10 como predicó el Obispo, vamos a ser destrabados y
creo que él también va a conocer y recibir lo que tengo hoy. Las luchas siempre
van a venir, no pensemos que será un mar de rosas, pero no existe nada
comparado a lo que es recibir, testificar el Espíritu Santo, y yo solo tengo
que agradecer a ese Dios que me aceptó a
pesar de todo, me ha sustentado cada día, haciéndome vivir experiencias
maravillosas, hoy puedo decir que estoy de regreso, soy convertida e hija, hago
parte de mi Señor y voy a combatir el buen combate y guardar la fe, aun veré a
mi Señor cara a cara.
Íris dos Santos
Brasilia
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